Para los que no conozcan Venta del Moro, es un municipio del interior de la provincia de Valencia a 730 metros de altitud sobre el nivel del mar, una extensión en superficie de casi 273 Km2 y una población de 1200 habitantes.

Podríamos decir que tanto Venta del Moro como sus aldeas Jaraguas, Los Marcos, Las Monjas, Casas de Pradas, Casas del Rey y Casas de Moya destacan por ser poblaciones sencillas, con unas iglesias pequeñas y con encanto en sus campanarios y unas calles estrechas y callejones ideales para jugar los niños al balón o salir un rato al fresco los mayores en verano o tomar los primeros rayos de sol después de comer estos últimos días de invierno. Los venturreños destacan por su hospitalidad, por su buen hacer y por su carácter.

Dentro de su término municipal hay varias rutas senderistas marcadas, que puede ser muy recomendable realizar tanto a pie como en bicicleta de montaña,recientemente se ha desarrollado la ruta de los árboles monumentales, de todo ello puedes tener información y mapas en el Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Cabriel. Las actividades acuáticas en el entorno del río Cabriel también son muy interesantes y divertidas tanto para realizarlas en grupo o de manera individual y siempre es más agradable que salga un día soleado como ya vemos a finales de febrero y principio de marzo.

Quizás se conozca más la Venta por sus calles, su torre de la iglesia, su entorno rural, su fauna y su flora…Pero su población se dedica básicamente a la agricultura, fundamentalmente a la vid y en menor medida el almendro y el olivo. El almendro procede de Asia central, en España se cultiva desde hace más de 2000 años posiblemente introducido por los fenicios, su cultivo es mayor en la costa mediterránea Sus flores tienen una simbología extensa y milenaria, para los egipcios es un símbolo de prosperidad, riqueza y salud.

Siempre me ha llamado la atención el florecer de los almendros, como en una época del año, en invierno, donde la mayoría de plantas y árboles han perdido sus hojas, surgen y destacan en medio del campo como una explosión de vida las flores del almendro, bellas, delicadas como algodones de color blanco o rosa. Y además este año huelen en la distancia, es un olor dulzón, agradable que asocias enseguida con los almendros y que no recordaba yo tan penetrante, quizás este año sea especial, como dice mi padre porque llovió en otoño y en las raíces la tierra está más húmeda.

Porque es un espectáculo ver florecer los almendros, porque el campo huele a la flor del almendro y a la flor del romero que está empezando a florecer, porque es muy curioso ver como las abejas se alimentan y recolectan el polen de las flores y a la vez juegan un papel importante en la polinización y en la agricultura.

Por todo ello si sale un día soleado y bonito no dudes en ponerte tus zapatillas y venir a Venta del Moro y pasear por sus caminos agrícolas hasta encontrar almendros y disfrutar de la belleza de sus flores y su olor y dejar tu huella en el campo porque seguro que el campo te dejará huella. 

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