No me gustaría dejar pasar el mes de noviembre sin hacer mención a los niños puesto que el 20 de noviembre se celebró el Día Universal del Niño. Ya que el 20 de noviembre de 1959, fue aprobada por primera vez la Declaración de los Derechos del Niño, donde se reconoce la ciudadanía de los niños y niñas y se tienen en cuenta tres aspectos fundamentales: el derecho de ser protegido frente a ciertas clases de conducta (abandono, malos tratos, explotación), el derecho de acceder a ciertos beneficios y servicios (educación, atención sanitaria, seguridad social) y el derecho a realizar ciertas actividades y a participar en ellas.

En nuestro caso la educación y atención sanitaria odontológica es fundamental y por este motivo los odontólogos deberíamos trabajar conjuntamente con los servicios de obstetricia, comadronas, pediatría, enfermería, padres, abuelos, educadores y cuantas personas estén alrededor del niño para promover la salud bucal de los niños a través de la educación y entrenamiento de los padres.

La sonrisa de un niño feliz

Desde el embarazo y el nacimiento del niño se debe establecer un programa de salud oral accesible, completo, global, económico, y centrado en la familia, bajo la supervisión de un odontólogo y supone la oportunidad de poner en marcha las prácticas preventivas de salud oral y de esta manera reducir los riesgos de enfermedades orales prevenibles.

Inicialmente se debe evitar la contaminación de la boca del bebé con la saliva de los padres, por la que van adquirir las bacterias cariogénicas. La responsabilidad del cuidado de la boca del niño es responsabilidad de los padres hasta los 7-10 años que el niño adquiera la suficiente destreza manual.

En cuanto a la higiene oral de los niños se debería recomendar:

1.- Comenzar el cepillado tan pronto como el primer diente temporal aparezca.

2.- Utilizar pasta dental con una concentración de 1000 ppm de flúor, como mínimo. Según la edad se recomienda, de <0 a 3 años: 1000 ppm – cantidad del tamaño de un granito de arroz o al ras del cepillo, de 3 a 5 años: 1000 – 1450 ppm – cantidad del tamaño de un guisane o a lo ancho del cepillo. Y mayores de 6 años: 1450 ppm cantidad del tamaño de un guisante o a lo ancho del cepillo. Se puede emplear una pasta dental con arginina al 1.5%.

3.-Cepillarse, como mínimo, dos veces al día. Uno de los dos cepillados diarios que sea por la noche pues es el más importante de todos. Recordar que se han de cepillar todas las caras de los dientes.

4.-Dedicar dos minutos al cepillado, cada vez que se haga. En bebés no se recomienda tanto tiempo, sino que el cepillado sea efectivo para eliminar la placa bacteriana sin tener en cuenta el tiempo ni la técnica empleada.

5.- Después del cepillado escupir los restos de pasta pero no enjuagarse con agua ni con otros líquidos. Si se desea enjuagar, esperar 10 minutos y hacerlo con colutorio de flúor en concentración “semanal”.

6.- Reducción en el consumo de azúcares de la dieta.

7.- La primera cita con el odontólogo se recomienda con la salida del primer diente o sobre el primer año de vida. Es fundamental realizar una detección precoz de caries y establecer las medidas preventivas adecuadas.

Es importante establecer un programa educativo y preventivo en el bebé para no llegar a detectar en una primera visita estas caries en dentición temporal.

Es importante establecer un programa educativo y preventivo en el bebé para no llegar a detectar en una primera visita estas caries en dentición temporal.

Puede resultar de interés la lectura del protocolo de diagnóstico, pronóstico y prevención de la caries de la primera infancia realizado por la Sociedad Española de Odontopediatría en la web www.Odontologiapediatrica.com y otras web de productos dentales como www.vitis.es o www.Colgate.es, donde se pueden encontrar programas de educación oral infantil, fichas para colorear…

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